6-Octubre-2014
Desde aquí abajo aún puedo vislumbrarte.
Tan brillante como siempre, tan especial como nunca, tan lejano como ahora.
Quisiera estar un poquito más
arriba, rozar las nubes con mis manos y sumergirme en ese charquito de
estrellas que llaman firmamento. Y entre cuerpos celestes mi mundo se parte en
dos: el terrenal y el celestial. Y cuando más dividida y confusa me hallo es
cuando más consciente me siento.
Consciente de que algunos firmamentos iluminan más que algunas luces de neón,
consciente de que muchos astros dan más calor que muchos contactos humanos,
inconsciente por querer sentir lo que se escapa al raciocinio humano (porque ha
quedado escrito en las estrellas).
Los cuerpos celestes vigilan mi
camino, expandiendo su brillo, marcando mi destino. Y desde otras galaxias voy
surcando el infinito… sonriendo a los astros en mis idas y venidas, mis
aciertos y caídas, mis nostalgias consentidas.
Entre mi nostalgia y tu
rutilancia se ha forjado un camino que ningún meteorito puede borrar. Y es
allí, en aquella estrella lejana, donde más segura me siento. Ni una lluvia de
estrellas me cegaría tanto como lo haces TU. Ya sabes… tan brillante como
siempre, tan especial como nunca, tan cercano como la eternidad.
Y aunque siga naufragando entre
cuerpos celestes, se que ahora TU me salvas de este planeta que llaman Tierra y
de sus habitantes que se hacen llamar humanos.
.
Aquí, desde mi planeta, miro al
cielo y te retengo en mi retina. Así será por siempre, porque tu estrella y la
mía hace tiempo que van de la mano: BRILLANTES, ESPECIALES, ETERNAS.