Hay un abismo entre agosto y septiembre
Entre lo que dejamos atrás y lo que está por venir
Entre lo que decimos
basta y lo que damos la bienvenida.
Mientras nos dejamos cosas en el tintero porque agosto no
nos prestó su pluma
Septiembre nos da boli y papel…
Por aquello de que la pluma está desfasada,
Por aquello de renovarse o morir,
Por aquello de que los nuevos comienzos se proyectan en
primavera y se consuman en otoño.
Otoños de hojas que se caen para vestirse de nuevo,
Otoños de lluvia que lavan las heridas,
Otoños heridos que sueñan con curarse gota a gota.
Estamos hechos de agua,
Estamos hechos de gotas purificadoras…
De todo lo vivido y lo sufrido
Lo soñado y disfrutado.
Y el agua fluye en nuestro interior porque seguimos vivos
Porque seguimos en pie…
Porque nuestro organismo, sigue en parte, retroalimentado de
todo eso que nos acontece.
Barcos a la deriva buscando su puerto.
Zozobrando en un mar de olas que amenazan con hundirnos
Luchando por
mantenerse a flote
Esforzándonos por permanecer de pie
Haciendo equilibrios en un mundo desequilibrado.
Pero nosotros siempre fuimos más bravos que el mar.
Nosotros que siempre
tuvimos tantos oleajes internos
Y que juramos no sucumbir.
Hay un abismo entre agosto y septiembre
Un mar de olas que cruzar
Un puerto donde arribar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario